martes, 14 de junio de 2011

Corrupción en las palabras.


Hoy la he visto.
Maldita la memoria.
Malditos sus dedos que me rozan en sueños; maldito el momento
en el que su voz cargada de rebeldía despertó de telarañas mi corazón.
Malditas las horas, sí; porque ahora enloquezco buscando en el aire una de tantas palabras
que se le escapaban de la garganta.
Sus dedos.
Su aliento.
Su pelo.
Sus dedos.
Sus abrazos.

Maldita... Maldita la memoria.

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