De un niño la ternura, de un poeta la locura
y aún cree en el amor... Ando por el camino estrecho que separa el abismo de la felicidad. Dime tú si no me merezco un yer blues
No soporto estar sola.
Su voz de ángel me calma...
A veces, y muchas de ellas sin pensar, ofrecemos nuestras manos blancas a personas que, frente a nuestra incertidumbre, nos las pueden destrozar, marchitar, destruir. Pero la vida es una constante resurrección. Desde que naces, una de las claves es valorar todo aquello con lo que has crecido.
Desde que naces estás condenado a añorar.
Miro el mar y pienso que no espero ninguna carta, ninguna botella con un papelito encerrado. Claro... Que ni si quiera me he atrevido a poner los pies en la húmeda costa. Sólo miro el mar desde lo lejos que el miedo me permite.
El miedo a no alcanzar la libertad, supongo.
Vivimos sólo en ciertas ocasiones, recuerda, pequeña. Aunque también soñamos.